martes, 29 de octubre de 2013

Concepto de fidelidad matrimonial

En estos tiempos en los que estamos he recibido un trabajo de mi amigo Juan José sobre la fidelidad matrimonial que me parece interesante y que os iré poniendo poco a poco para no agobiar con textos largos.
A continuación os muestro el primer punto de este trabajo:

1.- Concepto de Fidelidad matrimonial
La infidelidad matrimonial no sólo es frecuente, sino que en muchos ambientes es vista como natural.
Pero hemos de tener en cuenta que la fidelidad es una virtud humana y fundamental en la vida de la persona y de la sociedad. Sin ella sería imposible la convivencia. Con ella se puede vivir en paz y tranquilidad. Cuando falta, las relaciones humanas se deslizan hacia la desconfianza, el resentimiento, el rencor, el odio, la pérdida de la propia estima, las depresiones, los deseos de venganza y otras desgracias.
Una virtud se entrelaza con otras virtudes; también los vicios se ayudan entre sí.
El origen de la deslealtad es la soberbia, vestida de egoísmo: es casi imposible exigir fidelidad a un adulto que desde pequeño se le fomentó en el individualismo. No se puede ser fiel si no se está dispuesto a ser generoso, ya que la lealtad nos exige renunciar a aquello que se considera como propio.
La fidelidad ejercida sobre los compromisos adquiridos exige el concierto de otras virtudes: el respeto a los demás, la fortaleza, la sinceridad, el orden en una jerarquía de valores, la discreción, la prudencia, la laboriosidad, los detalles de cariño…
La infidelidad podemos considerarla en tres aspectos: cordial, mental y carnal.
Cordial: Es la más grave. Ya que alguien puede ocupar en tu corazón el lugar de tu esposo o esposa. Y eso tú lo decides.
Mental: Del paso de la infidelidad mental a la carnal hay un paso.
Carnal: La consumación de la infidelidad.
Preocuparse por cultivar en el fondo de tu corazón la fidelidad. Tener lleno el corazón de quién es tu amor, tu esposo o esposa.
Las causas de la infidelidad se presentan tanto en el hombre como en la mujer y pueden ser, entre otras: la TV, la educación de formación en la sexualidad, libertinaje, porque se concibe a la mujer como objeto de placer. Rechazo de la mujer. Debilidad masculina y femenina ante circunstancias a las que estas expuesto…
La fidelidad de los esposos no se reduce a cumplir la palabra dada, a cumplir un pacto bilateral. Es algo más.
Es crear en cada momento de la vida lo que uno, un día, prometió. Es cumplir la promesa de crear un hogar con una persona, y para esto se requiere soberanía de espíritu, capacidad de ser fiel a lo prometido aunque cambien las circunstancias y los sentimientos que uno pueda tener en una situación determinada.
Hoy día existe el temor a comprometerse de por vida, pues tal compromiso impide el cambio. Si la fidelidad se halla por encima del afán hedonista de acumular gratificaciones, ¿qué secreto impulso nos lleva a ser fieles? La fidelidad, bien entendida, brota del amor a lo valioso, lo que se hace valer por su interna riqueza y se nos aparece como fiable, como algo en lo que tenemos fe y a lo que nos podemos confiar.
 Muchos creen que ser fieles es atarse de por vida y que existe una especie de intransigencia. Una vida de fidelidad, es someterse a una intransigencia y a una esclavitud; los que piensan así quizás no entiendan nada lo que es el <<amor>>  

2 comentarios:

  1. La fidelidad matrimonial no está de moda. La razón es, como nos decía Benedicto XVI y sigue diciendo el Papa Francisco, estamos en la "Dictadura del Relativismo". TODO NOS DA IGUAL.
    En esta dictadura o cultura, no valen nada los compromisos. Y la unión matrimonial y yo diría incluso la de pareja, es un "compromiso.

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  2. Nos han predicado que los cristianos tenemos un "Dios celoso". Esto me echa a temblar y me plantea algún que otro problema serio.
    Los "celos", en una pareja que ha recibido el Sacramento del Matrimonio, o son de carácter patológico, infundados, producto de una enfermedad en él o en ella; este tipo de celos es difícil para el que tiene que soportarlo. Pero hay otro tipo de celos que tiene su fundamento en una cierta infidelidad que se ha visto en el comportamiento del otro.
    En los "celos de Dios", no puedo pensar en enfermedad o defecto por parte de Dios: sería un defecto y en Dios no puede existir... luego tiene que haber un indicio de infidelidad por parte del hombre o mujer.
    ¿Puede él o ella, provocar los celos de Dios? Hablo claro: Cuando, no dedico el tiempo que Dios me está pidiendo a trabajos apostólicos, vamos a llamarle "evangelización", por atender a mi pareja, ¿puede Dios sentirse celoso? ¿Qué es antes cumplir con Dios o cumplir con la persona a la que he prometido fidelidad en el Sacramento del Matrimonio?

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