A continuación os muestro el primer punto de este trabajo:
1.- Concepto de Fidelidad matrimonial
La infidelidad matrimonial
no sólo es frecuente, sino que en muchos ambientes es vista como natural.
Pero hemos de tener en
cuenta que la fidelidad es una virtud humana y fundamental en la vida de la
persona y de la sociedad. Sin ella sería imposible la convivencia. Con ella se
puede vivir en paz y tranquilidad. Cuando falta, las relaciones humanas se
deslizan hacia la desconfianza, el resentimiento, el rencor, el odio, la
pérdida de la propia estima, las depresiones, los deseos de venganza y otras
desgracias.
Una virtud se entrelaza
con otras virtudes; también los vicios se ayudan entre sí.
El origen de la deslealtad
es la soberbia, vestida de egoísmo: es casi imposible exigir fidelidad a un
adulto que desde pequeño se le fomentó en el individualismo. No se puede ser
fiel si no se está dispuesto a ser generoso, ya que la lealtad nos exige
renunciar a aquello que se considera como propio.
La fidelidad ejercida
sobre los compromisos adquiridos exige el concierto de otras virtudes: el
respeto a los demás, la fortaleza, la sinceridad, el orden en una jerarquía de
valores, la discreción, la prudencia, la laboriosidad, los detalles de cariño…
La
infidelidad podemos considerarla en tres aspectos: cordial, mental y carnal.
Cordial:
Es la más grave. Ya que alguien puede ocupar en
tu corazón el lugar de tu esposo o esposa. Y eso tú lo decides.
Mental:
Del
paso de la infidelidad mental a la carnal hay un paso.
Carnal:
La consumación de la infidelidad.
Preocuparse
por cultivar en el fondo de tu corazón la fidelidad. Tener lleno el corazón de
quién es tu amor, tu esposo o esposa.
Las
causas de la infidelidad se presentan tanto en el hombre como en la mujer y
pueden ser, entre otras: la TV, la educación de formación en la sexualidad,
libertinaje, porque se concibe a la mujer como objeto de placer. Rechazo de la
mujer. Debilidad masculina y femenina ante circunstancias a las que estas
expuesto…
La
fidelidad de los esposos no se reduce a cumplir la palabra
dada, a cumplir un pacto bilateral. Es algo más.
Es crear en cada momento
de la vida lo que uno, un día, prometió. Es cumplir la promesa de crear un
hogar con una persona, y para esto se requiere soberanía de espíritu, capacidad
de ser fiel a lo prometido aunque cambien las circunstancias y los sentimientos
que uno pueda tener en una situación determinada.
Hoy día existe el temor a
comprometerse de por vida, pues tal compromiso impide el cambio. Si la
fidelidad se halla por encima del afán hedonista de acumular gratificaciones, ¿qué
secreto impulso nos lleva a ser fieles? La fidelidad, bien entendida,
brota del amor a lo valioso, lo que se hace valer por su interna riqueza y se
nos aparece como fiable, como algo en lo que tenemos fe y a lo que nos podemos
confiar.
Muchos creen que ser
fieles es atarse de por vida y que existe una especie de intransigencia. Una
vida de fidelidad, es someterse a una intransigencia y a una esclavitud; los
que piensan así quizás no entiendan nada lo que es el <<amor>>
La fidelidad matrimonial no está de moda. La razón es, como nos decía Benedicto XVI y sigue diciendo el Papa Francisco, estamos en la "Dictadura del Relativismo". TODO NOS DA IGUAL.
ResponderEliminarEn esta dictadura o cultura, no valen nada los compromisos. Y la unión matrimonial y yo diría incluso la de pareja, es un "compromiso.
Nos han predicado que los cristianos tenemos un "Dios celoso". Esto me echa a temblar y me plantea algún que otro problema serio.
ResponderEliminarLos "celos", en una pareja que ha recibido el Sacramento del Matrimonio, o son de carácter patológico, infundados, producto de una enfermedad en él o en ella; este tipo de celos es difícil para el que tiene que soportarlo. Pero hay otro tipo de celos que tiene su fundamento en una cierta infidelidad que se ha visto en el comportamiento del otro.
En los "celos de Dios", no puedo pensar en enfermedad o defecto por parte de Dios: sería un defecto y en Dios no puede existir... luego tiene que haber un indicio de infidelidad por parte del hombre o mujer.
¿Puede él o ella, provocar los celos de Dios? Hablo claro: Cuando, no dedico el tiempo que Dios me está pidiendo a trabajos apostólicos, vamos a llamarle "evangelización", por atender a mi pareja, ¿puede Dios sentirse celoso? ¿Qué es antes cumplir con Dios o cumplir con la persona a la que he prometido fidelidad en el Sacramento del Matrimonio?