“
PALABRAS AL VIENTO” DEL PAPA FRANCISCO
(La alegría del evangelio nº48 al 53)
Si
la Iglesia asume
el dinamismo misionero ¿a quién
debe privilegiar? Hay una orientación
contundente : no tanto a los amigos
y vecinos ricos, sino a todos los pobres
y enfermos , a esos que suelen ser despreciados y olvidados , a aquellos que no
tienen con qué recompensarte.
La
evangelización dirigida gratuitamente
a ellos (los pobres), es signo del reino
que Jesús vino a traer. Existe un vínculo
inseparable entre nuestra fe y los pobres.
Salgamos, salgamos todos a ofrecer
la vida de Jesucristo .Prefiero una Iglesia accidentada , herida y
manchada por salir a las calles , antes que una Iglesia enferma por encierro y la comodidad , aferrándose a las propias seguridades.
No
quiero una Iglesia preocupada
por ser el centro y
aprisionada por una maraña de obsesiones y procedimientos.
¡ Hay tantos hermanos nuestros que viven sin la fuerza, sin la luz y el
consuelo de la amistad con Jesús , sin
una comunidad de fe , sin un
horizonte de sentido y de vida!
Mas
que equivocarnos , espero que
nos mueva el temor a encerrarnos en unas estructuras , en unas
normas y en las costumbres donde nos sentimos
jueces tranquilos , mientras fuera hay una multitud hambrienta
de Jesús y de su evangelio.
Antes
que hablar de nada, conviene recordar cuál es el contexto en el que nos
toca vivir y
anunciar el evangelio.
Hoy
hay un “exceso de diagnostico” , no siempre acompañado
de propuestas superado ras y realmente aplicables .Tampoco serviría una “mirada
sociológica” que pretendiera abarcar toda la realidad con una supuesta y aséptica neutralidad .
Quiero ofrecer –dice el papa francisco- “un discernimiento evangélico”.
Es la mirada del discípulo misionero que se “alimenta
de la luz y con la fuerza del Espíritu”
Aliento-dice el Papa Francisco-en palabras de Pablo
VI a
todas las comunidades a “una siempre vigilante capacidad
de estudiar los signos de los
tiempos”.
Algunas realidades del presente, si
no son bien resueltas pueden desencadenar procesos de deshumanización difíciles de solucionar.
Es preciso esclarecer aquello
que puede ser un fruto del
Reino o aquello que atenta contra el proyecto de Dios.
En la Exhortación pretendo detenerme con miras pastorales en algunos aspectos que pueden detener o debilitar los dinamismos
de la renovación misionera de la iglesia, ya
sea porque afecta a la vida o a la dignidad del pueblo de Dios.
Son de alabar los adelantos
que la humanidad ha logrado en los campos más diversos de la salud,
educación y comunicación .Sin embargo no podemos
olvidar que la mayoría de los hombres y mujeres de nuestro tiempo, viven precariamente
el día a día con consecuencias
funestas .
Algunos síntomas negativos aumentan día a día : El miedo , la desesperación, se apaga la
alegría del vivir, la falta de respeto ,
la violencia y la desigualdad injusta son cada vez más patente
y frecuente. Hay que
luchar para vivir con poca
dignidad.
Este cambio de época hunde sus raíces en los
enormes saltos cualitativos ,
cuantitativos de las ciencias , en la
innovación tecnológica en sus veces aplicaciones , en distintos
campos de la vida. Es la era de la información y de una nueva forma de poder.
Hoy tenemos que decir “no a una economía de la exclusión
y de la desigualdad injusta”. Esa economía
mata.
No es noticia que un anciano muera en la calle y si
lo es que la bolsa
baje dos puntos .Eso es exclusión. No se puede tolerar que se
tire comida, cuando hay gente que pasa hambre. Eso es desigualdad injusta
Hoy
todo entra dentro de la competitividad y de la ley del más fuerte , donde el
poderoso se come al más débil , donde
grandes masas de población se ven excluidas y marginadas , sin trabajo , sin horizontes ,
sin salida .
Al
ser humano se le considera como
un bien de consumo que puede usarse y luego tirar.
Hemos
iniciado la “cultura del descarte “. Los
excluidos no son “explotados”, sino “deshechos”, “sobrantes”. Ya no se está abajo en la sociedad, sino que se está fuera.
Espero que
esta nueva entrega de PALABRAS
AL VIENTO, nos ayude a optar
por los últimos y más débiles de
la sociedad.
Vuestro amigo
Antonio Rides
Romero
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